En esta oportunidad se imponen tres reflexiones a continuación de mi anterior entrada http://abatesoderini.blogspot.com/2011/10/el-hexagrama-36-y-la-no-mente.html
La primer reflexión es larga, empiezo por allí.
Los idiogramas que componen Ming I son dos.
Un gran arco para I. La tradición lo asocia a los bárbaros de las estepas que invadieron China y motivaron la construcción de la Gran Muralla.
Para Ming, el Sol y la Luna juntos, mezclados.
Por eso se traduce literalmente subyugamiento de la luz.
Ese hombre armado con un arco subyuga al Sol y a la Luna mezclados, los domina, los controla.
Algo más sucedió a China con el mongol, además de la permanente amenaza; el mongol trajo el I Ching a China. Miren de dónde venían:
Mongolia-Parque Nacional Terejl ¿no es la tortuga oracular? |
Hay una discusión pendiente es esta atribución simbólica, pero no sirve entrar en ella ahora. La cosa es que están mezclados.
Sol y Luna son las luminarias de nuestro mundo terrestre, el Sol en el día, la Luna en la noche.
Adviertan que cuando están juntos, mezclados en el cielo en dirección a nuestra visual desde la Tierra, estamos viviendo un eclipse de Sol parcial, un eclipse de dos tercios, dos de las tres líneas de Sol y de Luna se superponen.
La Luna oculta dos tercios del Sol, y en pleno día se ven las estrellas de mayor magnitud. También los planetas que estén visibles en el cielo.
Se ve lo que está más allá del Sol y de la Luna, y nuestro mundo terrestre a una luz crepuscular. No hay una oscuridad total en ningún momento de un eclipse, porque la corona solar sigue iluminando la Tierra.
Esa luz es como la que atraviesa el jade traslúcido, una luz velada. En el 36 la luz no se extingue, se vela.
Los eclipses de Sol totales o parciales suceden dos veces al año, pero es tan pequeña y cambiante la superficie de la Tierra afectada que pocos hombres lo podemos experimentar en nuestra vida. Necesitaríamos vivir muchísimas vidas para experimentarlo. Las que sean necesarias.
El resto de los días del año cuando el Sol está en el cielo vemos nuestro mundo terrestre a plena luz. Los límites son claros, podemos ver lejos, identificar y distinguir los objetos unos de otros. Esa visión lejana asocia la luz del sol al futuro y a la mente pragmática y concreta, porque eso que vemos allá lejos y que estará cercano cuando lleguemos allí, será como lo vimos, no otra cosa.
Cuando la Luna ilumina nuestra noche los límites entre los objetos lejanos son imprecisos, se asocia al pasado y a la mente especulativa, porque cuando llegamos allí lo que especulamos nos puede haber fallado. No hay garantías con la Luna . Su luz es un reflejo de otra luz, por eso se asocia a la memoria, que es un reflejo de otros días, un recuerdo de una luz que no está presente. Un recuerdo que abona especulaciones.
Desde la visión simbólica con la que se interpretan los hexagramas del I Ching -y todos los textos que hablan con símbolos que han sido y que serán, incluyendo las manifestaciones artísticas-, Sol es masculino, yang; Luna femenino, yin.
La lista de opuestos polares que se pueden asociar a ambos es interminable.
Todas las culturas antiguas han asociado al Sol con nuestra inteligencia diurna, con ese aspecto de nuestra mente que se procesa en el hemisferio izquierdo del cerebro, nuestra mente que planifica y se adelanta al tiempo en base a datos del pasado, a lo que tenemos planeado hacer este día al despertar, a nuestra agenda. La que planea, calcula y proyecta, la que extro-yecta, proyecta. La que juzga y discrimina. Vive en el pasado y el futuro.
La Luna con nuestra inteligencia que se proyecta hacia el pasado y no sabemos dónde se detiene, la parte nocturna de nuestra mente, la materia de nuestros sueños. Es la que imagina y no cierra la identidad de las cosas. Es el hemisferio derecho del cerebro. Es la parte que intro-yecta, la que busca el conocimiento adentro. La que para poder hacer eso tiene que aceptar todo lo que ve con su luz, e interpretarlo desde su interior. No discrimina, no elije, no juzga. Deja entrar y juega con ello. Vive en el presente, siente el presente como un mosaico de sensaciones.
No recordamos aquello que no haya tocado nuestras emociones, y tampoco aquello que las haya afectado tan brutalmente que las olvidamos. Hay un umbral en dos direcciones con las emociones y el recuerdo.
Cuando ambos hemisferios cerebrales trabajan juntos tenemos la mente, la que se pre-ocupa, la que imagina para lo por-venir con lo ya vivido. La que planea, la que hace planes.
En el hexagrama 36 se muestra un eclipse de sol parcial y un guerrero bárbaro incivilizado de más allá de las fronteras del mundo civilizado, un extranjero violento y predador.
La tercer línea del 55 también se refiere a un eclipse de Sol, la tercer línea es nuestra parte humana en contacto con lo más antiguo, con la historia de la vida en este planeta, que serían las dos primeras líneas.
Una parte que es anterior a la existencia del Sol y de la Luna, de la razón, la imaginación y los sentimientos.
Esa parte que nos llega desde nuestro pasado genético antiguo, anterior al mamífero, nuestro pasado irracional instintivo.
Bulbo Raquídeo es su manifestación material central en nuestro encéfalo.
No hay sentimientos ni emociones en el reptil, los sentimientos surgen en el mamífero con el cerebro límbico, pero el mamífero no habría podido ser sin instintos, sin el Bulbo, al igual que nosotros y nuestra mente racional. El Bulbo raquídeo sigue siendo, está allí trabajando, haciendo lo suyo para nuestra supervivencia. Al nacer, nuestros reflejos y automatismos están operando. Podemos vivir sin todo lo superior, como una planta.
Sin el bulbo raquídeo la vida es imposible. El bulbo no tiene edad ni tiempo, es eterno, es la raíz de la vida consciente. Nuestro encéfalo es una planta de bulbo, una bulbácea.
En consecuencia ese hombre armado, ese bárbaro incivilizado que se mueve desde sus instintos predatorios, desde su Bulbo Raquídeo, está subyugando un eclipse de Sol, está aprovechando un eclipse de Sol, lo está trascendiendo para acceder a lo que hay más allá del Sol y de la Luna mezclados.
En verdad considero que lo que está diciendo el 36 es que su arco es tan poderoso que cuando lanza su flecha llega más allá del Sol y la Luna. Se sale de la mente, actúa desde la no-mente.
Reparen en que la luz en este eclipse de Sol es escasa, este hombre está actuando en penumbras, está actuando por instinto. La línea tres es la conexión.
En el contexto en que estoy interpretando al 36 -la no-mente-, Sol y Luna es nuestra mente consciente.
El Sol vive en el futuro y la Luna en el pasado. La sucesión de días y noches, los meses. Día el Sol, mes la Luna. Sirven para contar el tiempo. Ambos trabajan juntos, como Nüwa y Fuxi.
El hombre armado con arco, incivilizado y sin emociones, el que llega de más allá de las fronteras de lo conocido y nos subyuga, es como nuestro Bulbo raquídeo.
El bulbo raquídeo vive en el no-tiempo. No tiene noción del tiempo. Actúa sólo cuando es necesario, actúa sin planear, y se detiene cuando no es necesario. Nos mantiene con vida y punto.
Como nos mantiene con vida más allá de nuestra voluntad, es una expresión material del amor eterno del tao, del principio que está creando y sosteniendo el mundo de continuo.
A mi parecer la actuación del bulbo raquídeo es una perfecta descripción del Satori, aunque con esta afirmación pueda escandalizar a algunos maestros.
Porque saben, todos los hombres y animales tenemos bulbo raquídeo, todos estamos en Satori.
Pero a nosotros los hombres se nos dificulta mucho advertirlo, y es por nuestra mente y su dependencia emocional. Nos ayuda a re-conocerlo el Oscurecimiento de la Luz, el 36, cuando actuamos desde la no-mente.
El 36 es el camino duro, porque hay un camino suave, el 22. Es evidente que andaremos por ambos caminos, a veces uno, a veces otro. Lo importante es recorrerlos y aprovecharlos. Darnos cuenta es la cosa.
El I Ching es un extraordinario maestro, de ese tipo de maestro que actúa desde el Satori. Actúa sólo cuando es necesario, cuando lo activamos con nuestra consulta, actúa sin planear, y se detiene cuando ya no es necesario. Nos mantiene con vida y punto. El resto del trabajo es nuestro.
¿Y quienes somos nosotros, los que usamos el I Ching para hacer el trabajo?
Nosotros somos el chun tzu. O yunzi en la fonética inglesa del pinjin, como quieran.
Ritsema traduce chun tzu así:
ideal de persona que utiliza la adivinación para ordenar su vida de acuerdo con el tao, en vez de guiarse por su caprichosa intención.
Afirma Ritsema que chun tzu es una palabra clave, es decir, una palabra que es una llave para la interpretación que nos acerca al significado.
En el 36 chun tzu está presente en la Tradición del Símbolo, el texto dice así:
El Esplendor entrando-al centro terrestre. El Esplendor Oculto.
El chun tzu usa supervisar las muchedumbres para aprovechar
el oscurecimiento y-también el Esplendor.
Reparen en la acción, Ritsema usa el verbo supervisar y aprovechar, en ese orden de sucesión.
Tenemos dos hemisferios cerebrales, y cuando usamos nuestra mente ambos están activos, pero no los podemos diferenciar a uno del otro. Para hacerlo tenemos que trasladarnos a un nivel externo a la mente.
Aquel nivel que nos permita distinguir quién es el que habla en nuestra mente, si es lo racional o lo emocional, y en qué proporción de "mezcla" de ambos está hablando en ese particular momento.
Ese es nuestro ego racional y su dependencia emocional a sus recuerdos. Lo que creemos ser, uno e indiviso, es en realidad una multitud, una muchedumbre.
Nada es estable en el ego, hoy quiere una cosa y mañana otra. Si el vecino cambia su auto, él también quiere uno nuevo. Si gana una competencia está en el cielo, si la pierde en el infierno. Si no tiene éxito se deprime. Quiere agradar y que lo amen, a él como a ninguno. La lista de personajes del ego y su dependencia emocional es enorme. Basta con algunas muestras. Todos las conocemos, todos tenemos ego.
Super-visar es mirar desde un lugar que está por encima o debajo de la esfera de la mente egoica.
No existe arriba ni abajo en una esfera vista desde afuera, ni derecha ni izquierda, ni norte ni sur. Cuando estamos fuera de la mente las referencias espaciales se extinguen.
El juicio se extingue, no hay bueno, ni malo, ni blanco ni negro. Desaparecen las polaridades con las que juzgamos.
El chun tzu con el uso del I Ching termina por situarse fuera de ese ego demandante, observa sus caprichos y cómo cambia cual caleidoscopio al vaivén de la vida.
Eso es lo que aprovechamos, esa experiencia es la que acumulamos. Una y otra vez. Porque lo que fue una herida luego es una renovación de la vida. Y lo que es una vida estable y ordenada y satisfactoria luego es el estancamiento.
Eso es lo que supervisamos, los vaivenes, los personajes de la muchedumbre de seres que somos. Y lo que aprovechamos es porque supervisando desde afuera de la mente todo es provecho, la Oscuridad y el Esplendor es provecho.
No veo porqué poner mayúsculas en Esplendor y no ponerlas en Oscuridad, o en las dos o en ninguna, ambas surgen del tao. Otro nombre del tao es oscuridad profunda femenina, porque es el origen oscuro del mundo, esa nada fértil de donde todo surge.
Los hombres hacemos dioses que están afuera, y afuera no existe, como no existe adentro si de lo que hablamos es del Todo.
Pero eso no significa que el ego no esté presente de muchas maneras en nuestra vida, por eso cuidamos nuestro ego y el de los demás, le damos palmaditas y lo dejamos que juegue un rato, lo tratamos con afecto, lo necesitamos para hacer nuestro dao. Sufrimos con él cuando sufre y nos alegramos cuando se alegra.
Al respecto del ego sería apropiado un proverbio mongol: no maltrates a un cachorro débil, podría convertirse en un tigre feroz.
Así no hay confusión, no hay identificación con la mente, y todos contentos.
Este mundo es un mundo de amor, algo que no se puede comprender desde la mente, sino desde la no-mente.
La segunda reflexión.
El significado tradicional de los ideogramas me fue proporcionado debido a que subí la anterior entrada. I en Ming I parte de un idiograma distinto al que se usa en I Ching. Muestra un gran arco, un arco que sólo puede doblar un guerrero poderoso con gran fuerza en el pecho y los brazos. Un guerrero con un gran torso y piernas cortas y poderosas. Les subo una muestra:
Luchadores mongoles |
Ming está bien, es sol y luna juntos, una mezcla turbia. En este caso son las luminarias que se mezclan, aunque en mi interpretación es esa mezcla la que oscurece la luz, y el bárbaro incivilizado el que salva la situación.
Interpretación que no pretende ser aceptada, sino sólo enunciada.
Esto demuestra que para seguir pensando hay que hablar de lo que se piensa y reconocer lo que te responden, así aceptarás aquello que te sirva, y aprovecharás el oscurecimiento y también el Esplendor. Algo que siempre advierto a mis alumnos, ya que en ocasiones somos alumnos, y en ocasiones maestros.
La tercera reflexión.
El conocimiento no es propiedad privada, es un bien compartido por toda la humanidad. Igual que el Bulbo raquídeo y nuestra mente, pero a escala humana; es un suelo fértil que se construyó durante milenios, capa tras capa de sedimentos, y su fertilidad depende de que sea aireado por la vida. Lombrices, larvas, hongos, insectos, bacterias, viven allí su vida oculta y lo transforman. Los hombres lo usan sin saber de toda esa vida que lo hizo fértil.
Hay personas que sabiendo esto comparten lo que saben porque saben que no es propio. No se apropian de lo que no es suyo. El que me proporcionó los ideogramas de Ming I es uno de ellos.
Les subo un enlace desde otra sabiduría, la astrología. A mi juicio algo de lo que se habla acá también está allá. Claro es que usa su propio lenguaje, pero al estudio comparativo se encuentran muchas semejanzas.
http://logosastrologiaesoterica.blogspot.com/2011/10/libra-moderacion-y-equilibrio.html
Comentarios
Tal vez eso es lo que sentían los místicos. Una belleza que no se explica, que viene en ondas. Un amor que no se entiende, dentro de uno. Formamos parte de la materia, que a su vez es tocada por eso, como un instrumento lo es por un músico. Hay que escuchar. Pasé por muchas cosas desagradables, como todos. Pero justamente esas nos enseñan a ir más allá. A mirar a través, hasta sentir. Todo el tiempo hay sensaciones nuevas, cosas que aún nuestra mente no entiende. Y esos estados son un presente. Presente por ser un don y también por ser momento, estar en el momento. Vi casas en ondas, vi jardines, asteriscos, cosas enlazadas. Todo a la vez, quemándose. Y esto que siento, como un placer, dentro de mí. Hay que volvr a esto. Esto nos enseña, nos hace buenos. ¿Por qué voy a hacerle el mal a alguien? Esto nos mantiene unidos de otra manera. El Tao, la Gnosis, como quieras llamarlo... si estuviéramos en una cárcel. Esto nos salvaría, nos mantendría en ese sitio y en todas partes.
Qué pensás? Abrazo!
Un abrazo.
Abrazo
joventonto
Uno quiere hacer consciencia, comprender lo que es vivir para un hombre. Llegamos acá y no entendemos nada, preguntamos y nos responden con frases hechas, con eufemismos, "se fue al cielo", seguimos sin entender.
Luego, más adelante, hemos encontrado este libro. Porque ambas lo encontramos, ¿cierto? está por ahí y mucho no se sabe de él. Pero nosotras lo hemos elegido como compañía y guía. Nos ayuda a comprender y es sincero, no miente ni inventa respuestas. Con eso nos conformamos, con que no mienta ni hable sin saber.
Poco a poco vamos comprendiendo nuestra vida con su ayuda. De paso, también comprendemos mejor a los demás.
Es un camino largo y polvoriento porque uno lo hace caminando, no va en coche. Se bajó del coche hace rato, porque a esa velocidad no se aprende nada del camino. Ni de la gente con la que uno se cruza en el camino, esa que también camina.
De tanto en tanto para un coche y desde la ventanilla alguien pide indicaciones. Como uno conoce el camino se las puede dar. Pero uno sabe que volverá a perderse, porque la única manera de no perderse es caminar. Eso sólo fue algo que le servirá por corto tiempo. Pero tal vez de tanto perderse decida bajar del coche, uno nunca sabe.
Bueno, en esa estamos. Sigamos caminando Macarena, ¡felices encuentros!. Un abrazo.