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El I Ching y el solsticio de inicio del 2012

Navidad y Año Nuevo, el tiempo del solsticio de invierno en el hemisferio norte, el más poblado de nuestro planeta, es una semana de fiesta mucho más que cristiana.
Desde tiempos desconocidos, en todas las culturas, es el festejo por el nuevo nacimiento del sol luego de una noche larga, fría y oscura; la noche más larga del año. Por eso se dice que es una "noche buena".
Cuando llega el momento de nacer es porque estás completo, porque se ha terminado todo lo que había para hacer para vos en el lugar donde estás.
Es que no hay opción cuando estás completo, listo para nacer. O nacés vivo, o morís y sos expulsado sin vida. No se puede elegir, el aliento de vida es muy poderoso cuando estás completo; oponerse a nacer es entrar en coma, en animación suspendida, una muerte en vida.

Desde la visión macrocósmica del I Ching, el padre universal es el trigrama Cielo, o Fuerza. La madre universal el trigrama Tierra, o Campo. Están gestando juntos y de continuo sus seis hijos, los otros seis trigramas. Las combinaciones de los ocho y sus transformaciones son los 64 hexagramas y sus movimientos.

Consulté al I Ching así:

¿cuál es tu mensaje para todos esta Navidad?

Como guía para la interpretación les digo que cuando dije todos, pensé en todos los seres vivos de este planeta. La vida en la Tierra.
Lo hice de frente al jardín y los pájaros, mis dos perros y mis dos gatos, y los sonidos de la vida humana que rodea mi pequeño punto de vida. Para cada uno de nosotros el lugar donde vivimos es el centro del mundo. Para una hormiga también.

Piensen que en una esfera existe un solo punto de referencia universal, el centro. Y que cualquier otro punto de la esfera tiene igual valor en relación a ese centro. La única diferencia entre ellos es la distancia al centro.
Conocemos el mundo por nuestras ventanas; los ojos, las orejas, la boca, la nariz... Cada uno de nosotros por las ventanas de su propio cuerpo.
Si lo vemos así, cada uno de nosotros es el centro de una esfera, cada esfera se encaja a todas las demás, pero sigue siendo una visión desde donde se interpreta y significa el mundo.




El I Ching responde desde el centro, un centro que se deslocaliza, ubicuo. Uno se deja usar por el I Ching, porque uno es un intermediario. Pero uno no puede dejar de ser lo que ha llegado a ser por sus experiencias viviendo.
Uno es limitado a la misma medida de la vida que ha vivido. Uno es como una montaña bajo el cielo, puede llegar muy alto y ver muy lejos, pero aún así es limitado.
Por eso, todo lo que vemos, significamos e interpretamos, es desde nuestro propio centro. Así es que  tiene que ser re-visto, re-significado y re-interpretado por los demás cuando lo comunicamos. Esto exige esfuerzo desde ambos lados, cuando se logra es por el ejercicio realizado de la intención comunicativa.
Un tremendo esfuerzo de amor mutuo, porque somos hermanos, y los hermanos se comunican para actualizar el vinculo.
Los que usamos el I Ching somos hermanos, es nuestro padre y nuestra madre. Nos conecta al Tao, nos ayuda a caminar nuestro dharma, con el I Ching caminamos tomados de la mano de Lo Creativo y de Lo Receptivo.


La respuesta a la consulta, el mensaje para todos, fue el  hexagrama Tun, el 33, La Retirada. Mutando en la segunda y quinta líneas al hexagrama Ting, el 50, El Caldero.

No olvidemos mientras interpretamos, que se trata de un nacimiento. Y que deberemos encontrar a los padres y al niño en el hexagrama 33 y 50.

33
Intentaré una interpretación lo más amplia posible, pero quedará para ustedes adaptarlo a sus personales condiciones de vida y a la propia visión del mundo.

Algo he comentado ya sobre La Retirada, en más de una ocasión. Vieron que las lecturas de un hexagrama son incontables, que varían en función del tema, las palabras y la intención de la consulta y del estudio. Cada hexagrama es una Obra Abierta, los hexagramas son el paradigma de todas las obras abiertas, como lo son las cartas del Tarot, las Runas y la Astrología. ¿Cuáles son los límites de la interpretación, quién puede poner límites a la interpretación, cuál autoridad?


Bien, el hexagrama en cuestión, La Retirada, está formado por la unión del trigrama Montaña, abajo; y Cielo, arriba.

La Montaña -el hijo menor abajo-adentro-después-atrás-, es la quietud del que se siente sustentado en todas sus necesidades, por eso no se mueve de donde está. La Montaña también es una casa, y una mano. La casa que acoge y protege del mundo exterior. La mano que se extiende para aferrar, y que manipula y ayuda. Y que hace señas, alimenta, cura y acaricia. Y también señala y golpea y aplaude. El Cielo arriba-afuera-antes-adelante-, es su padre.
44

En los trigramas nucleares del 33, abajo está El Viento y arriba el Cielo que se repite. Es Kou, el hexagrama 44, El ir al encuentro, El Acoplamiento.


Entonces la retirada -al estar abajo el hijo menor, arriba el padre, y en los nucleares el hexagrama 44-, indica la certeza de permanecer, sentirse sustentado, estar aferrado por las manos en el interior de una casa, e ir con desparpajo, con audacia, al encuentro del padre que está afuera en el trigrama superior. El hijo menor se acopla al padre.

34
Cuando se invierte el hexagrama 33, se origina el 34, El Poder de lo Grande, Ta Chuang.
Y acá es cuando el cuerpo del padre, el Cielo -que está abajo-, nos expulsa con la contundencia del Trueno a caminar en la Tierra. Caminar porque el Trueno es el pie. En la Tierra porque para nosotros, los hombres que venimos de nuestro viaje por el Cielo, los que nacemos de nuevo, los que "nos dimos cuenta", todo lo que no es Cielo, es Tierra.

Pero la mutación señalada en el mensaje no lleva al 34, sino al 50, El Caldero. Veamos cómo.

La segunda línea yin mutando a yang dice así:

Lo sujeta firmemente con cuero de buey amarillo.
Nadie es capaz de arrancarlo.

¿Quién sujeta a quién acá?
Es la segunda línea, entonces el sujeto que sujeta está adentro, aquello a lo cuál se sujeta está afuera. Afuera del niño está el cuerpo de la madre, y afuera del cuerpo de la madre está el padre y el mundo exterior.
La certeza de pertenecer a la madre y al padre hace que el sujeto se aferre para ser sustentado.
El color amarillo refiere a la Tierra, a la madre, al Suelo fértil y amarillo que llega de los desiertos traído por el viento, el polvo amarillo que fertiliza la llanura china.
El que sea un cuero de buey alude al padre y, como un buey es estéril, alude a un hombre que no procrea en persona. Por eso lo interpreto como un ancestro muy lejano. El Cielo, el padre.
Digamos que somos hijos de la Tierra y del Cielo estrellado.

Esta línea puede ser entendida como el niño que está a término, a punto de nacer, aferrado al cuerpo de la madre por la placenta y unido a ella por el cordón humbilical. La estructura de la placenta es como dos manos -una del hijo, una de la madre- que se aferran con firmeza. El cordón umbilical es la cuerda de cuero de buey amarillo.



El trigrama Sun, El Viento, es el nuclear inferior del 33. Uno de sus significados es "ingresar a una casa", como hace el viento por los intersticios. El viento trae todo tipo de huéspedes a una casa; polvo, insectos, sonidos, calor.
Describiría los procesos de ósmosis y difusión por el que se intercambian materia y energía del padre a la madre y de la madre al niño y viceversa. También el vínculo, porque el niño es huésped de la madre, alguien que está viviendo en la casa -el cuerpo- de la madre. Y la madre vive en la casa del padre, el Cielo.

Y acá viene una ruptura, porque les tendí una trampita para hacerlos pensar. Y es posible que ya lo hayan advertido.
Este niño es muy extraño; porque la única referencia a la madre en el hexagrama 33 es el color amarillo de la soga, pero la soga es del cuero de un buey y está unida al cuerpo del padre. El trigrama K'un, La Tierra, no está en el hexagrama 33.
Este niño está unido por un cordón amarillo terrestre a la placenta que está en el cuerpo del padre, el Cielo estrellado. 

Esa placenta es la Luna en la experiencia de cuanto hombre haya mirado la luna llena en el cielo, una figura familiar que nos ha acompañado toda la vida. Una de las primeras palabras que aprendemos, porque ahuyenta la oscuridad y es misteriosa. La luna es nuestra antesala de las estrellas. Si miráramos más hacia el Cielo seríamos más modestos.
Hace poco tiempo de nuestro memorable viaje a la Luna, ese viaje que nos permitió mirar la Tierra en el Cielo. Fue entonces cuando el padre Cielo inseminó a la madre Tierra en la mente y los sentimientos del hijo menor, La Montaña. Entonces se trenzó la cuerda amarilla para todos. Porque eran pocos los hombres con imaginación que comprendieran ésto, y ahora son todos. Esa experiencia nos ha cambiado para todo el tiempo que existamos como hijos de la Tierra.
Los hombres somos los menores, los más recientes, los hermanos menores de la vida en la Tierra.
Vieron que a los menores les cuesta mucho darse cuenta. La madre los sobreprotege, los deja hacer a su antojo, porque son sus favoritos, con ellos se completa, su ilusión es que cuidarán de ella en su vejez y en su enfermedad. Son los esposos sustitutos de la madre anciana o enferma.
Tanto los deja hacer que rompen todas las reglas, esas que a los mayores se aplicó con severidad. Los menores son los malcriados y caprichosos de la familia, los irremediablemente necios, los que se demoran en la adolescencia. Están tan cómodos que les cuesta irse, hasta existen algunos que recién se van con la madre moribunda, a buscar afuera otra madre de repuesto. Así somos los hombres, los hijos menores, los que tenemos manos para hacer lo que imaginamos.

Acá estamos, a término, listos para nacer de nuevo en la casa de nuestra madre.
Ven, es como dar vuelta el Universo, estamos llegando a la casa de nuestra infancia.
Cuando estamos llegando nos damos cuenta lo extraordinaria que es

En la versión de Ritsema la línea dice,

Capturar aprovecha el ganado amarillo.
Firme propósito por-cierto

Imagino un lazo de cuero trenzado para capturar el Cielo, y también una mano que sostiene una cabeza. Apelamos a la imaginación y a la reflexión para hacer con nuestras manos. Coherencia entre pensamiento y acción. Con la mano hacemos, con la cabeza reflexionamos e imaginamos; que ambas se enlacen, que sean coherentes entre sí, y que lo sostengamos con firmeza de propósito. Firme como una montaña enlazada al cielo, a la cabeza. Porque Ch'ien, el Cielo, también es la cabeza, así como La Montaña es la mano.



Por eso en esta lectura interpreto la segunda línea como el estar a término para un segundo nacimiento en la Tierra, el nacimiento del regreso a la Tierra como un adulto. Es haberse gestado en el cuerpo del padre y nacer para la madre, es entrar de nuevo a la casa de la madre para ejercer la contra-prestación, para servir a la madre enferma.

La cuerda también tiene el significado de corazón, el lazo que enlaza manos y mente. Otro Nuevo Mundo es posible. La cuerda es amarilla, es terrestre.
Esta casa es una imagen de ello, nuestros niños lo harán de la manera en que ya lo están haciendo los jóvenes. Sus sueños están bien encaminados, es volver a la Tierra.

Acá no se tiró abajo nada. Se tomó todo lo que hay en el mundo y se hizo una nueva casa desde el corazón.
Cada uno tiene un corazón, cada uno construye su casa a la manera de su corazón


El mensaje del I Ching dice, hasta este punto de la interpretación, que la vida en este planeta está lista para acceder al mundo terrestre  a hacer un trabajo que tenemos que aprender a hacer, un trabajo desconocido. Que los hombres ya no somos niños ni adolescentes, somos jóvenes entrando a la adultez. Que estamos advirtiendo, al volver de nuestro viaje, la verdadera dimensión de nuestra madre, cuánto hemos abusado de ella, y cómo es que todos resultamos ser hermanos.
Venimos de un cosmos inconmensurable y sin vida, y la visión de la Tierra desde el espacio nos emociona y nos hace pensar. Porque la Tierra para nosotros es única en el cosmos, no hemos encontrado afuera otra como ella. Un diamante invaluable, un planeta vivo, nuestra madre.

Algo que la Luna ya sabía desde siempre. Tuvimos que viajar allá, a la casa de nuestra tía sin hijos, sin atmósfera, sin agua, sin calor de hogar, para entenderlo.
Podríamos decir que la Luna es nuestra madrina, una madre putativa que actúa como madre sin serlo, porque la Luna no puede tener hijos. Que es la mejor amiga y hermana mayor de nuestra madre, por eso el cordón es amarillo. Que recuerda toda la vida de nuestra madre porque siempre estuvieron juntas, que la alumbró en la noche, que  desde lejos la ayudó a parir y a criar a sus hijos, que nos ayuda a entenderla ahora que somos adultos.
La Luna es la hermana sabia, la que ocupó su larga vida sin hijos en reflexionar e investigar y guardar en la memoria  la incontable sucesión de imágenes de la vida de la Tierra. La Tierra no tuvo tiempo para éso, estuvo muy ocupada gestando y criando a sus hijos.

Algo como esto ayuda a verlo:



Ahora veamos la quinta línea yang del 33, que mutando a yin, dice:

Retirada amistosa. La perseverancia trae ventura

Siguiendo con la Luna, que nos ayuda a entender, nos dirigimos hacia la casa de la madre, de vuelta a nuestra casa de la infancia. Hemos entablado amistad con el cosmos, pero el cosmos no es nuestro hogar.
Siempre se ha dicho que los viajes amplían la mirada, que nos hacen crecer. Pero los viajes son viajes, y siempre volvemos a casa después de ellos.

También que cuando llega el momento de dejar ir nos retiremos amistosamente, no sabemos cuándo nos encontraremos de nuevo a renovar la amistad. Pero la cosa es segura, nos encontraremos.


50
Ahora, el hexagrama de llegada: ¿Qué es El Caldero, el hexagrama 50?

En una apretada síntesis, el caldero es convertir todo lo que tenemos y somos en una comida festiva para agasajar a los huéspedes. La cosa puede ser cualquier cosa, aquella sobre lo que se está preguntando. Acá preguntamos sobre la vida en la Tierra.

50

Veamos primero el significado de huésped según lo descolgué de un diccionario de la web:

Huésped deriva del término latino hospes, el cual es un compuesto antiguo de dos nociones distintas: hostis-pet-s. No obstante que el sentido clásico de hostis sea enemigo, el significado primitivo de la noción hostis es el de igualdad por compensación: es un hostis aquel que compensa la "donación" con una "contra-donación"
Entonces un huésped es el que hospeda, y, también, es el hospedado. Ambos dos son "huésped".
Saben que cuando recibimos huéspedes en nuestra casa les ofrecemos lo mejor que tenemos, y que nos preparamos para acogerlos, para que se sientan cómodos el poco tiempo que estén en nuestra casa. Y esperamos que nuestros invitados se comporten acordes a nuestra conducta. Es mutuo, un agasajo. mutuo.
Los huéspedes que se sientan juntos a la mesa no están vendiendo, robando ni regateando, se están agasajando mutuamente en la mesa de los dueños de casa, la Tierra y el Cielo.

Gran caldero chino de broce, de tres patas y dos asas.
En él se llevaba la comida a la mesa cuando había visita.
5 es el número del hombre, con él la madre 2 y el padre 3 se completan.
Continente firme para portar, contenido blando para alimentar.
Los hombres somos parte la comida, y también somos los portadores
del caldero, los que lo llevan a la mesa de los huéspedes.
Somos servidores del Cielo y de la Tierra


Es una buena idea. Sentirse como en casa en la casa de nuestro huésped el Cielo y desde allí mirar todos juntos hacia la Tierra, la casa de nuestra infancia.
Así nos vamos habituando a dar gracias, a retribuir las prestaciones sin que se nos reclame, a ser obsequioso sin mirar el precio de lo que das y recibes, a no discutir en la mesa por la comida con los demás huéspedes, a ser amable con los dueños de casa, a no alborotar e interrumpir el descanso, y tantas cosas buenas que hacemos cuando somos huéspedes.
Como ya dije, el Hombre, el Hijo Menor del Cielo y de la Tierra, da por supuesto que todo en la casa de Madre es para él. Es bueno que comprenda al fin que es un huésped en tránsito como todos los demás.


Si lo tengo que escribir en tres renglones, el mensaje dice

Que apelemos a nuestra imaginación, a nuestra reflexión y firmeza de propósitos y cocinemos una Nueva Tierra -con todos los seres vivos que hay en ella, sin exclusiones-, y así compartamos el mundo como lo que somos, huéspedes en la mesa de la Tierra y el Cielo. Que confiemos, porque siempre nos volvemos a encontrar

Bien, ese ha sido el mensaje del I Ching para esta Navidad según y como yo lo veo desde mi punto en la Tierra. Que cada uno lo entienda según su propia visión del mundo.
Siempre elegimos una, yo tuve que elegir entre muchas, y fue difícil mantenerme en la elegida. Elegí en función de hacer que el mensaje fuera lo más inclusivo posible. Espero haberlo logrado.



Acá les dejo una novela de Ursula K. Le Guin, La Mano Izquierda de la Oscuridad. Para leer en estos días de las vacaciones de invierno o de verano, porque es para todos. Llegó a mi mente al escribir esta entrada. Si lo leen comprenderán el porqué.


http://es.scribd.com/doc/208202/La-mano-izquierda-de-la-oscuridad

El título se interpreta desde esta afirmación:
La luz es la mano izquierda de la oscuridad y la oscuridad la mano derecha de la luz.

Cuántas vueltas da la vida para volver al mismo lugar. A este libro lo he leído incontables veces desde mi juventud, siempre encuentro algo nuevo que me pasó inadvertido en la anterior lectura. Es lo más bello y sentido que ha escrito Ursula Le Guin. Es inteligencia y sensibilidad. Ella nos adelantó el mensaje hace muchos años,  lo descifró por adelantado después de nuestro memorable viaje a la Luna. Ella también usa el I Ching para entender el mundo.

Esta es tía Ursula, no se la pierdan:



Acá les subo un comentario de Rosa Montero sobre su obra,  http://www.elpais.com/articulo/portada/grandeza/Ursula/K/Le/Guin/elpepuculbab/20110806elpbabpor_9/Tes


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