Hexagrama 30 El Fuego Adherente. Primera línea.

Ella y su amiga:

_ ¡Vamos! Te llevo a mirar hombres guapos...,vivos, calentitos..., ¡Hombres!

_  No tengo energía para eso.

_  Solo los vemos!... ¡Nos vemos esta noche!

Lo Adherente

Ver y ser visto. Esa es la cuestión en este signo, un programa que levanta el ánimo y despierta el deseo. De nada sirve hacer como si no, es infantil hacer como si no, no lo podemos evitar. Así estamos hechos, por algo será y mejor no cuestionar a nuestra propia naturaleza.

Como no se puede evitar, es mejor reír, tomarlo como viene y dejarlo ir. 

La primera línea de todo signo es la raíz del signo. Su dictamen siempre lleva un instructivo general para todo el signo. En este caso es ese "Solo los vemos!" de ella a su amiga. 

El dictamen de la línea habla de "ponerse serios", pero no me cuadra por completo en este caso. La risa también es una manera de ponerse serio, porque, como uno se conoce a sí mismo, uno se ríe de sí mismo y eso ayuda a ponerse serio, tomarlo como viene y dejarlo ir.  

Que no sea cosa de dejarse llevar de las narices por cualquier deseo que se despierte en uno, de la índole que sea. Correr de acá para allá y de allá para acá y perder el rumbo de la propia vida. Ese es el instructivo general para todo el signo, porque el signo habla de la claridad de la consciencia y eso vale también para uno mismo. 

El ojo que despierta el deseo -el trigrama superior- también es el que toma consciencia del mundo. El ojo interior abajo-el trigrama inferior- es el que toma consciencia de sí mismo, el que se conoce a sí mismo, el que ilumina el interior. Es un sinsentido mentirse a sí mismo.

Parece que las nuevas generaciones son más sinceras consigo mismo, que su luz interior es más poderosa o más descarnada, más objetiva. Una conversación de este tipo y en voz alta era impensable y ahora es moneda corriente. Confiemos, porque la verdad libera.