Para La Verdad Interior

Verdad Interior

Un huevo sin el germen de una nueva vida es un óvulo, no es un huevo verdadero. La verdad interior de un huevo es su germen, el que está fecundado, un huevo que protege y alimenta una nueva vida. Solo podemos saberlo cuando lo abrimos y vemos el embrión rojo en su yema.

Esa es la metáfora para el hexagrama 61, Verdad Interior, para este Libro y su verdad y para la verdad interior del mundo bajo el cielo al que pertenecemos. Abrir este libro no es abrir, leer sus textos y comentarios que están escritos en una lengua que conocemos y nada más. Es abrirlo a una lectura comprensiva porque conocemos su lenguaje y su pensamiento oculto en el huevo, es conocer su Verdad Interior.

La Verdad Interior está en germen en todo ser humano. Al humano se lo muestra en las dos líneas yin que están en los puestos del Hombre en este hexagrama, el tercero y el cuarto. Ambas hablan de la Condición Humana, de su dependencia emocional y de su temor a la muerte. Porque es emocional y también es racional, ama y también sabe que morirá.

Su ojo le ilumina el mundo y lo encuentra bello y bueno en los seres que ama, a los animados y a los inanimados, y su consciencia sabe que se tendrá que despedir. Encontrar sentido a esta condición de la vida humana es difícil y dedica su vida a hacerlo, aunque no sea consciente de estarlo haciendo. Aunque viva perdido y oscurecido y también muera así.

Este libro que estudiamos y usamos es una ayuda para encontrar el sentido en una vida humana. Este huevo fecundado tiene el germen de su propia verdad. Es interior, es Lago abajo, la copa que contiene el elixir de vida eterna.

No es vida como la conocemos, es existencia eterna. Es pura comprensión racional y emocional, en ese orden. Ni es pura emoción sin consciencia, ni es consciencia sin emoción. Es una íntima comprensión que abre el corazón a recibir y compartir.

Todo comienza con el extrañamiento, con mirar y encontrar extraño este mundo. Con acostarse en el pasto y mirar lo que hace esa hormiga. ¿Cómo puede ser la hormiga, la montaña, el viento, la mano, el pie, la estrella? Tal como haría un recién llegado a este planeta, uno que nunca vio cosa igual. ¿Por qué damos por supuestas las cosas de este mundo, como si siempre hubieran estado ahí, esperando-nos? Como si fuera el escenario de una obra de teatro que se anima cuando entran los actores. Un escenario que se construyó en seis días porque el domingo no se trabaja.

Qué nos autoriza, por ejemplo, a pensar que Árbol no es consciencia. ¿Porque no camina, porque no tiene ojos ni oídos ni boca? Árbol pertenece a otro orden natural, a una existencia para nosotros inimaginable, que no podemos experimentar, la existencia vegetal. Árbol es su estado más evolucionado, como Hombre lo es de la vida animal. La vida vegetal construyó el mundo que habitamos los animales. El aire que respiramos, el petróleo que usamos, el suelo que cultivamos para producir más vegetales y más animales. Este es un mundo en permanente construcción, donde todo se transforma y nada se pierde. Un mundo en equilibrio creativo y llegamos nosotros y lo damos por supuesto. Lo aceptamos sin cuestionarlo, sin hacerle preguntas.

Vivimos en un sexto piso en un edificio de una ciudad cualquiera del mundo humano, no hay nada de qué extrañarse. Al edificio lo construimos, la comida sale del supermercado, el agua llega por las cañerías, para renovar el aire del departamento abrimos las ventanas y desde aquí vemos abajo los cables que traen electricidad. Viviendo así nuestra vida humana, se comprende que no haya algo de qué extrañarse, todas las respuestas están a la vista. Y cuando cumplimos ocho años nuestros padres nos llevan a vivir a una zona rural con insectos, árboles, animales, pájaros, viento, tormentas escandalosas Sol que no se puede eludir bajando una persiana y estrellas, muchas estrellas y Luna. Y caminamos descalzos en el pasto y el patio de tierra y nos adormecemos bajo el mandarino en las siestas de invierno comiendo sus frutos.

Eso sí que es extrañarse, y puede ser el comienzo de la aventura humana, porque cuando volvemos a Tierra la vista se expande. Ya no están todas las respuestas al alcance de la vista, las respuestas se alejan y se alejan, una lleva a la otra en una cadena interminable de preguntas. El germen de la Verdad Interior se anima abajo, en la segunda línea, porque Viento comienza a soplar arriba, enviando mensajes desde la quinta. Y La Merma y El Aumento comienzan a actuar en uno.

No es necesario seguir hablando de esto, todo será lo que pueda ser para ese germen de Verdad. Ya se ha animado, ya se ha extrañado del mundo y ya no puede dejar de preguntarse. 


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