I Ching, sobre la pregunta y la respuesta.

Vengo viendo una gran dificultad en las consultas que se hacen en este blog. Una de las dificultades para la interpretación de la respuesta es el olvido de la pregunta. Pero la mayor de todas es no saber la importancia de la pregunta. Como esos usuarios esporádicos del I Ching que preguntan para que responda por sí o por no y cuya respuesta es completamente incomprensible.
A la pregunta hay que pensarla en función de la respuesta que se quiere obtener y, a la inversa, la lectura de la respuesta se hace en función de la pregunta que se ha hecho.

Una pregunta crea una puerta con su cerradura en la cuestión que se indaga; la respuesta es la llave que abre la cerradura de la puerta que ha creado la pregunta.
Cerradura y llave se hermanan.
Si cuando tengo la respuesta -la llave en la mano-, olvido dónde están la puerta y la cerradura e introduzco la llave en cualquier otra cerradura -otra puerta, otra pregunta-, la puerta no se abrirá.
La cuestión permanecerá como una habitación cerrada para mí.

Esta es la puerta que dibujamos con nuestras preguntas. Esta puerta tiene cerradura porque nuestra pregunta es certera. Preguntas mal elaboradas crean una puerta ciega; a lo más, una puerta  con la abertura para las cartas por donde podemos espiar y llevarnos una impresión parcial y distorsionada de la cosa.

Lo correcto es introducir la llave en la cerradura y hacerla girar. Es decir, introducir la respuesta en la pregunta y mover la respuesta allí -en la pregunta- hasta que se sienta el pestillo que se corre y la puerta que se abre.
Lo podemos hacer así si somos los dueños de la casa. Porque otra cuestión que está ligada a la claridad de la pregunta es si preguntamos por cuestiones que nos atañen en lo personal o si preguntamos por cuestiones que no nos incumben.
Si uno se ciñe al espacio y tiempo de la pregunta-respuesta y al sujeto o sujetos de la pregunta  nunca se confunde con la lectura. Es un espacio-tiempo y sus personajes restringido a esa consulta.

El procedimiento completo se podría figurar así.

Tengo un muro frente a mí que me separa de lo que necesito saber. Sé que necesito saberlo pero no encuentro la manera de llegar a ese conocimiento; porque en el mundo que me rodea no hay respuestas o porque en el mundo que me rodea hay mentiras elaboradas o personas que eluden la verdad. Igual preguntamos cuando en nuestro interior hay factores desconocidos, inconscientes, que nos hacen repetir viejos hábitos que desconocemos en nosotros mismos y nos dañan.
Cuando luchamos a brazo partido en la oscuridad, como Jacob con el Ángel. Necesitamos saber, estamos sedientos de verdad. Por eso preguntamos.

Esta es la versión de Delacroix, acá se puede ver el esmero del Ángel en evitar que Jacob se lastime en su lucha apasionada.
Me gusta esta versión.

Cualquier pregunta que no sea una necesidad es un extravío de la mente y un uso abusivo del I Ching. Esta es otra cuestión que está ligada a la claridad con que llegamos frente al libro. Porque una necesidad no es un deseo circunstancial, es más que un deseo; es algo que se hace saber con mucha claridad -como la sed-, y entonces la pregunta es certera.

Este muro es compacto y sin grietas, en él dibujamos una puerta con su cerradura; esa es la pregunta.
La respuesta es la llave para esa puerta y para ninguna otra. La respuesta encaja en esa pregunta, no sirve para otra. Si uno quiere saber más, tiene que preguntar nuevamente; crear otra puerta.

Si lo tengo que decir con el idioma del I Ching, ese muro sin grietas que oculta la verdad es el hexagrama 36, La Luz Oculta.
Y el hexagrama 37, Morar con Personas, Chia Jen, es el procedimiento que he desarrollado acá.
En Chia Jen todos tienen la llave para entrar y salir de la casa, la casa es de todos. Moran juntos porque se aman, todo está iluminado desde abajo y desde el centro. Hay una doble claridad, el trigrama Li doble, repetido en el cuerpo del hexagrama. El trigrama K'an, Agua, veracidad implacable, coraje y verdad, transparenta esa luz. El trigrama Sun, viento, la suavidad que protege comprende y da apoyo, cubre por arriba al signo. Acá hay verdad y amor comprensivo.
Chia Jen es mucho más que El Clan o La Familia. Es un estado iluminado del ser; transparente, confiable. Una puerta a la verdad que responde con verdad cuando se pregunta. Un consejero intachable y un Guía.

36, La Luz Oculta

37, Chia Jen, Morar con Personas

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Esas puertas se crean para uno y su pregunta; esa pregunta, la que acabamos de hacer. Luego, pasa el tiempo y hacemos muchas más preguntas, se crean otras puertas, 64 puertas van apareciendo en el muro. Cada vez que aparece una puerta sabemos más de a dónde nos conduce cada una de las puertas y vamos teniendo, cada uno de nosotros, un llavero con 64 llaves.
Es una manera de verlo muy gráfica, una manera de visualizarlo que nos puede ayudar a tratar con este libro con la parsimonia debida.

Esto no se estudia, esto se hace; es una práctica, una disciplina.
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