I Ching, una introducción utilitaria

Bien, veamos cómo me sale esto de introducir el I Ching de tal manera que se facilite su uso a los principiantes recién llegados

El I Ching es un libro muy peculiar. No existe otro libro como este, se usa para indagar el mundo y a nosotros mismos. Cualquier indagación, del tipo que sea.

Este es el I Ching:

Los 64 signos que han nombrado con la palabra hexagramas

No soy completamente veraz al decir que es único, en realidad todos los libros se pueden usar para la indagación de los acontecimientos de nuestra vida y del mundo; solo es asunto de abrir al azar y leer un poco de lo primero que nos salta a la vista. Si somos buenos lectores, lo que leamos nos mostrará un cuadro de situación de lo que tenemos en mente. Esto demuestra la unidad del mundo y es algo muy fácil de demostrar para un buen lector.

Si esto es así, y afirmo que lo es, ¿qué es lo que hace único al I Ching?

Uno de los motivos es que al signo y a la imagen del signo que nos muestra le agrega dictámenes, recomendaciones y advertencias; eso es lo que convierte en un libro a los 64 hexagramas.

Todo muy útil para la vida diaria y también para la autoindagación, la revisión del pasado, la identificación del presente y la previsión de las tendencias a futuro del hoy. Por esto último es que también tiene un uso oracular que hay que usar con mucha precaución cuando uno es un principiante. Cuando digo principiante me refiero al menos a siete años de uso y lectura de este libro que siempre está a la mano muy cerca de uno.

Este es otro motivo que lo hace único; que nos enseña, que es un maestro de sabiduría. Nos conduce a una vida en salud y felicidad.

La cosa lleva su tiempo porque se trata de usar este libro para conocerse, aceptarse con lo que uno es y tiene, poner en valor los propios recursos en el mundo. No es cosa de meditar y nada más, este es un libro práctico, con una dimensión existencial en el aquí y ahora, un libro de ejercicios tanto como de conceptualización y espiritualidad. Un libro que te permite trabajar tus sentimientos y tus heridas.

Si tengo que resumirlo en una oración digo que te despoja del no-ser del mandato y la negación y te descubre tu ser verdadero y tu afirmación personal.

Claro que eso es una lucha consigo mismo y lleva su tiempo. Es revisar todo, porque todo aparece en el hoy y nos dificulta la vida en el hoy y es hoy donde uno puede hacer los cambios en sí mismo. No puede cambiar el pasado, no puede vivir el futuro hoy. El poder para cambiar está en el hoy y se hace paso a paso a la misma medida en que surgen  las dificultades ahora. Estar despierto en el ahora, hacer consciencia de la carga que se arrastra, sacar la carga inútil, llevar con uno lo que sirve del pasado hacia un futuro que mucho no importa porque será mejor que el pasado donde la carga nos abrumaba. Ejercitarnos en nuestros talentos, sumar libertad responsable a nuestras vidas.

Ahora bien, los 64 símbolos del I Ching son representaciones analógicas de todo lo que existe en este mundo. Se obtienen por el procedimiento de combinar construyendo hexagramas y de todas las maneras posibles 8 signos básicos compuestos de tres líneas que han dado en llamar trigramas. Esa combinación “de todas las maneras posibles” nos asegura que nada quede afuera de la representación; es decir, que todo quede incluido.

Estos son los trigramas y su significado radical:

Cada trigrama tiene un simbolismo asociado que en este pensamiento remite a las ocho esencias que configuran -que dan forma- al mundo; con cada uno de nosotros incluidos en él, por lógica.

Es su forma la que es significativa.

Los trigramas se originan así:

Todo parte del Tao por polaridad y es creado por nuestra consciencia colectiva y personal cuando usamos nuestros sentidos y nombramos a las cosas del mundo. Una misma cosa, una misma forma, se puede nombrar de distintas maneras según sea nuestra lengua y asignarle un significado y un valor según sea nuestra cultura familiar y social. Pero eso no hará de ninguna manera que su forma cambie. Es la forma radical la que permite evocar tantos significados para un mismo trigrama y en la combinación en los hexagramas.

Este es otro de los motivos por los que el I Ching es único, porque sus formas son universales y atemporales.

Para usar el I Ching:

Lo primero es encontrar una manera apropiada de preguntar aquello que queremos indagar. Este libro no responde por sí o por no, tampoco responde lo que uno no ha preguntado. Se atiene literalmente a la pregunta y muestra la respuesta con un hexagrama, con uno de los 64 signos.

Para encontrar la respuesta hay varios métodos, me referiré a los más accesibles.

El método de las monedas:

Este es el apropiado para cualquier lugar y circunstancia. Se toman tres monedas iguales de cualquier nacionalidad que tengan en una de sus caras el número 1 o decenas; 10, 100, 1000. Esa cara será la cara a la que le asignen el valor 3. El reverso tendrá el valor 2.

Se agitan las tres monedas en el hueco de las manos como agitamos los dados y se dejan caer abriendo las manos. No se lanzan, se dejan caer sobre una superficie horizontal libre de obstáculos; una mesa, un banco, el piso.

Esto se hace 6 veces, cada vez construye una de las líneas del hexagrama respuesta comenzando desde abajo, igual que como se construye una casa, desde los cimientos hasta el techo.

Cada vez que tiramos las 3 monedas sumamos su valor total. Si los valores son 2 o 3 según sean las caras que queden expuestas hacia arriba, entonces las sumas posibles son 6, 9, 8 y 7. 

Los valores pares construyen una línea horizontal partida en la mitad, los valores impares una línea horizontal entera. Los valores 6 y 9 son líneas que están mutando de partida a entera y de entera a partida. Los valores 8 y 7 son líneas fijas, quietas. Una respuesta puede resultar en un hexagrama con todas sus líneas quietas.
Si hay líneas que mutan, dibujamos al lado otro hexagrama cambiando las líneas que mutaron por su opuesta y dejando las otras como están. Se dibuja así el segundo hexagrama derivado o mutado. Para saber cuál es este segundo hexagrama se usan tablas de doble entrada como esta:

El otro método -no siempre accesible-, es hacer uso de un servicio de consulta gratuito en internet.

La lectura:

Para hacer la lectura del signo o los signos de la respuesta es necesario conocer el simbolismo. En la columna lateral del blog está el enlace a La Discusión de los Trigramas, un texto tradicional que aporta a la comprensión del simbolismo. También un compendio con extractos de numerosos libros clasificados en archivos para cada hexagrama.

En occidente existen muchos libros que son traducciones de una parte de los enormes archivos que hay en China, lo que se ha escrito y conservado allá es lo acumulado durante 3000 años. Hay un canon oficial, aquel que los eruditos han considerado se ajusta con mayor precisión al significado, al simbolismo. Este canon oficial es el que se traduce.

 Este es un libro que se transforma con los cambios culturales porque van apareciendo con su uso nuevos significados para el mismo significador formal. Toda lectura se basa en última instancia,  o en primera, -como lo quieran ver-, en el simbolismo. Es por esto que también existen muchos libros en occidente que comentan los hexagramas y no son traducciones del original chino.

Relacionarse con este libro es una aventura fascinante e interminable. Algo que excede a nuestras vidas y se trasmite de generación en generación.

Qué se lee:

Cuando uno es un principiante se lee el dictamen asignado al signo del hexagrama respuesta, también el comentario de su imagen y, si hay líneas mutando, se lee el dictamen de esas líneas. Si un hexagrama se deriva por mutación –hexagrama derivado o mutado- se lee su dictamen y el comentario de la imagen y nada más.

Cuando uno no es un principiante no hay límite a lo que se lee y ninguno necesita de esta introducción.