HEXAGRAMA 62, el pequeño pájaro que canta.

Guadalupe dijo...

Hola Marta! Hace rato que te leo. Años. Picoteando. Mi compromiso con la evolución consciente en las pequeñas cosas es pleno. Siento que leo el Iching como los chicos, las historietas. Miro imágenes. A veces comprendo algo. Muchas veces sólo dejo que esas imágenes actúen subliminalmente.

Me alegra muchísimo tu vuelta al blog, 

Guadalupe.

Marta dijo...

Hola Guadalupe. Me gusta eso de picotear, como los pájaros que comen lo que está delante de sus narices ese día a esa hora en ese momento. ¿Acaso algún momento es mejor que ese momento en que uno tiene hambre y picotea? Así, uno encuentra exactamente lo que necesita en el momento en que lo necesita.
Si uno fuera tan consciente que está de paso y en cualquier momento se puede ir, si viviera en el 62 toda su vida. Ves que yo escribo así, en cuanto lo escribo lo publico. No espero, no lo guardo, no lo dosifico. Cuando hay mucho hay mucho, cuando hay poco hay poco. Porque ¿y si se me queda guardado sin publicar y nadie lo lee? Qué se yo de cuál será el momento de partir y no regresar nunca más, a ese momento no lo conozco pero sé que está ahí, esperando a que yo llegue.
Vivir liviano, prepondera lo pequeño, este blog es una colección de picoteos, como el 62 mutando al 45. El cuaderno de viaje del pequeño pájaro que come y caga.
Ves, me dices y yo te digo, me das y yo te doy. Aparecemos de la nada y volvemos a la nada. El vacío fértil, entiendo perfectamente.
Gracias Guadalupe por la enseñanza, un abrazo.

Arriba he transcripto un comentario del lector de hoy mismo y mi respuesta en esta entrada,  https://abatesoderini.blogspot.com/2020/02/el-retorno-del-abate-25-al-21.html

En cuanto leí su Picoteando, se me apareció el pequeño pájaro del I Ching, el hexagrama 62, La Preponderancia de lo Pequeño. También reconocí algo que es una característica de este blog y lo hace imposible de editar, su inmediatez. 

Tengo ahora otro comentario pendiente de otro lector, sin contestar, otro de los tantos que por enésima vez me pregunta si alguna vez esto puede ser editado en papel porque lo quiere tener en su biblioteca. Digo que es imposible, cualquier cosa que yo pueda hacer con esto, no será esto. 

Puede ser una colección de artículos, el 45 La Reunión, pero aunque intente de alguna manera conservar algunos comentarios, la cosa olerá a rancio, a guardado. Todo lo que vivimos sale del vacío fértil y vuelve a ese vacío, porque eso es vivir. Vivir es morir y lo máximo que podemos hacer es coleccionar, clasificar y ordenar experiencias mientras estamos vivos, pero esas experiencias ya están muertas, están en el pasado. Y nosotros estamos en el ahora, en esta hora del mundo.

Lo entiendo bien a Lao Tse, no tiene sentido escribir. Sin embargo, su libro nos es tan útil para darnos cuenta de cómo funciona este mundo. Nos hace pensar y cuando pensamos en sus palabras muertas, reviven en nosotros los que estamos vivos ahora.

El hexagrama 62 es una manera de vivir, un portal a una dimensión de la existencia caracterizada por la inmediatez. Vivir el ahora. Lo que dejamos atrás viviendo el 62 son lo que hemos picoteado, ingerido y machacado en nuestro estómago y nuestras tripas. Son fértiles, algunos las pueden tomar para fertilizar su propia vida, quién puede decir que porque no lo ve ni sabe no existe ni existirá. Ni existió.

Supongo que Lao Tse terminó por aceptar, porque el Aduanero no lo dejaba pasar, las quería . El que pide es porque necesita y preguntar es necesitar una respuesta. 

Cada una de las sentencias del Tao Te King es un canto de Lao Tse. Él es el príncipe que dispara sus flechas y da en el blanco alcanzándonos a nosotros, que vivimos en la cueva. Como bien percibió Sócrates, al decir de Platón, porque Sócrates no escribió ni una sola palabra. En el vivir, Sócrates era igual que Lao Tse.

 

Pero ha sido posible porque el Aduanero, en representación de todos nosotros, también actuó como el príncipe de 62.5 sacando el canto de Lao Tse de la cueva. Insistió y lo consiguió. 

Los que usamos el Tao Te King y el I Ching pensamos mucho en esa historia del Aduanero, un relato inmemorial, una tradición que explica a Lao Tse y también explica el Tao Te King. Todos estamos muy agradecidos con el Aduanero, estamos en deuda con él, como lo estamos con Platón. Y cada uno paga esa deuda como mejor puede y sabe.

La total consciencia y experiencia de la muerte con la que ha vivido Lao Tse, es la tercera línea del 62, esa del que sabe que puede recibir, en cualquier momento, un golpe en la nuca que termina con su vida. 

Y también es la experiencia de aquel que está parado frente al féretro con el cuerpo presente, en el funeral, sabiendo que su vida ya no es la vida que conoce. Que esa muerte es la muerte de la vida que conoce. Que ese espacio que ha quedado vacío es imposible de volver a llenar. 

De eso se trata el duelo del 62, el duelo de todo tipo de muertes que se dan en vida.

Hexagrama 62, Trueno arriba machaca y tritura a Montaña abajo.

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Cuando encontramos el Tao Te King y el I Ching y comenzamos a caminar con ellos, encontramos este portal, el hexagrama 62. Uno siempre encuentra al maestro cuando uno siempre es un alumno. 

En este caso, Guadalupe me abrió la puerta al 62. Lo caminé una vez más y le devolví el resultado de mi digestión. Ella dará el uso que pueda y sienta a eso, espero que le sea útil como lo de ella me lo fue a mí. 

Yo estoy agradecida siempre al maestro que está en todas partes, uno lo encuentra porque siempre está en este camino del 62, en la transición entre el nacimiento y la muerte, donde está la vida. Y la vida está para ser vivida y honrada. Eso también es honrar a nuestros antepasados que están muertos en Montaña. Eso es veneración. 

El Trueno que machaca la Montaña del 62.3.5 la tritura en pequeños fragmentos que se degradan y se acumulan al pie de la Montaña en el 45, La Colección. 

Hexagrama 45, un Campo fértil donde hay un Lago que canta con todos los idiomas de la Tierra. La Colección, la biblioteca, la nube de internet, el museo, el cuerpo de profesores, una cosecha de trigo, el coro, el embalse de agua y mucho más.

Es la colección de las obras del Hombre, esa que está en las bibliotecas y museos y en las ruinas que preservamos y las especies que domesticamos y cultivamos. Nuestros tesoros. Esos libros, partituras o el trigo que han viajado por todo el mundo, traídos y llevados por nuestros antepasados y que ahora están en nuestras manos. 

Manos que son Montaña y también pueden investigar y comunicar, escribir, crear y hacer un aporte mayor o menor a esa colección. Colección que no tiene dueño, porque el que intenta adueñarse del trigo, del libro o del canto tiene corta vida y esos bienes los trascienden y se extienden.  Esos bienes tienen un autor, no tienen un propietario. Todos  sabemos lo que es el plagio y que no tiene nada que ver con las patentes. Que lo único que salva del plagio es la memoria del lector y lo inconfundible del canto. 

Cuando uno escribe como alguien que canta no piensa en conservar ni en coleccionar. Uno lo ve ahora, lo dice ahora, lo canta ahora. El canto muere cuando se acaba, solo puede quedar un eco en los corazones. Algo que tal vez los demás quieran reproducir pero que, para uno, está completamente muerto. Uno ya no se reconoce ahí, uno se extraña de sí mismo cuando escucha repetir su canto.

Un álbum de canciones muestra una etapa vital. Es una colección sin coherencia formal, solo tiene coherencia vital para el que lo canta. Son las creaciones -no todas- de un tiempo de vida vivida y dicha a través del canto, de una voz o de un instrumento. Cuesta poner un nombre a eso, lo usual es que se nombre con el nombre de alguna de sus canciones. 

Sacar al público un simple o un álbum de canciones, es un funeral. 

Este blog es así, un producto de 62.3.5 al 45. Cada entrada es simple, menos algunas series en que me emperro en destripar un hexagrama que se me resiste hace años y considero que está mal valorado, interpretado o tergiversado con una mirada unilateral y sesgada por prejuicios culturales sociales o religiosos. 

Porque algo que tiene tantos años y comentarios como el I Ching, necesita mucha escoba, mucho Sun escarbando y limpiando en la Montaña de El Trabajo en lo Echado a Perder, el hexagrama 18.

Hexagrama 18, una escoba de paja (abajo) limpiando el interior de un templo (arriba). Acá también hay canto y energía, están Tui y Chen en la estructura, igual que en el 62. Lo mejor es limpiar cantando con la energía de Chen, el Trueno. El templo suele tener una excelente acústica arquitectónica, todos los antepasados se enteran y los descendientes también, porque el templo no tiene tiempo.

En conclusión, que lo intentaré. Pero nunca será más que una colección de canciones que tendrán el perfume de una época del mundo humano. Y espero que se use así, relativizando una peculiar mirada. Es un discípulo respetuoso y agradecido del maestro, un discípulo que disfruta del cantar y que aún tiene la vida.

Como dice el comentario del lector que tengo en espera, algo que está tan vivo en el 62 es difícil de-tener en un papel. Porque tener es detener, sacar de la corriente del tiempo. Rescatar algo para que no se pierda y coleccionarlo para darle un uso posterior. La Colección, el 45.

Los acontecimientos memorables que actualizamos siempre, las cosas que seguimos usando y renovamos todos los años, las ideas que seguimos rumiando, la belleza que no podemos perder, lo que amamos los hombres. Todo eso nos trasciende, otros las amarán, otros las usarán, otros las seguirán pensando y cuidando.