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Mostrando entradas de enero, 2014

Hexagramas 29 y 57, sobre el oído y el olfato.

Nuestra cultura dice "si no lo veo, no lo creo". Sobrevalora el sentido de la vista por sobre los otros sentidos. Esto sucede cuando uno se aparta de la naturaleza y no ha existido nunca una cultura humana tan apartada de la naturaleza como la nuestra. Antes usábamos el oído y el olfato para guiarnos en la oscuridad. Cuando domesticamos el fuego ganamos un gran aliado, pero nuestra percepción se redujo a la esfera de luminosidad que abarca una fogata. Qué hay por fuera de esa esfera de luminosidad nos es desconocido y avanzamos con una antorcha o un farol porque para los demás sentidos somos como ciegos. Sin embargo seguimos usando estos sentidos acotados a algunas cuestiones muy puntuales. El hexagrama 29 habla de aquello que nos suena pero no vemos. "Esto me suena a..." El hexagrama 57 habla de aquello que olemos pero no vemos. "Esto me huele a...." En ambos casos seguimos por un camino que no vemos guiados por esa percepción. Cuando no podemos

Hexagrama 2, Lo Receptivo. Algunas reflexiones.

Este hexagrama me provoca tanto respeto que me cuesta escribir sobre él. Es un hexagrama misterioso. El hexagrama 2 nos sale en las consultas y cuando resulta como tendencial o sale sin cambios nos desconcierta con su amplitud de significados. Algunos comentarios, algunos pensamientos. Algo como un canto libre. Acá en Lo Receptivo todo aparenta estar quieto en su pasividad, como que solo está. Se da por supuesto que eso "debe" estar y que eso no es trabajo. Estar y permanecer estando es un gigantesco trabajo, solo que ese trabajo está oculto, no lo vemos por lo obvio de lo que está. Cuando nacimos estaba y sigue estando mientras vivimos y morimos y vamos pasando por esta Tierra mientras sigue estando. Lo Receptivo es eterno, tan obvio que no lo vemos, lo damos por supuesto y no lo advertimos. Está disponible para lo que surja, disponible para ser usado. Como ese rollo de tela que duerme en el estante más alto de la tienda. En Lo Receptivo acá estamos y perman

I Ching, sobre la pregunta y la respuesta.

Vengo viendo una gran dificultad en las consultas que se hacen en este blog. Una de las dificultades para la interpretación de la respuesta es el olvido de la pregunta. Pero la mayor de todas es no saber la importancia de la pregunta. Como esos usuarios esporádicos del I Ching que preguntan para que responda por sí o por no y cuya respuesta es completamente incomprensible. A la pregunta hay que pensarla en función de la respuesta que se quiere obtener y, a la inversa, la lectura de la respuesta se hace en función de la pregunta que se ha hecho. Una pregunta crea una puerta con su cerradura en la cuestión que se indaga; la respuesta es la llave que abre la cerradura de la puerta que ha creado la pregunta. Cerradura y llave se hermanan. Si cuando tengo la respuesta -la llave en la mano-, olvido dónde están la puerta y la cerradura e introduzco la llave en cualquier otra cerradura -otra puerta, otra pregunta-, la puerta no se abrirá. La cuestión permanecerá como una habitación cerr